Escudriñar en el escenario de la globalización es enfrentarse a un fenómeno complejo por naturaleza, que abarca múltiples dimensiones e impacta y genera consecuencias significativas en los diferentes sectores de la sociedad y, por lo tanto, en los seres humanos que la conforman. En el contexto de la globalización, están ocurriendo drásticas transformaciones en los ámbitos político, económico y social. En la actualidad, las fronteras son menos visibles, no sólo en términos geográficos, sino también en lo que respecta a lo conceptual, a la comunicación y al campo tecnológico. La educación superior no es un ente aislado, hace parte de ese contexto que se encuentra en constante transformación y a la vez que es sensible al impacto de ese fenómeno, se transforma y se constituye en un elemento transformador.
En este contexto global, se puede percibir que en la educación se han ido generando cambios en lo institucional, en lo profesional y en lo individual; las instituciones de educación superior se han ido transformando de acuerdo con las demandas del medio, se presentan nuevas competencias para los profesionales y la visión que se tiene de sí mismo y de otros sujetos adquiere una forma distinta.
Todo esto tiene gran impacto en la formación de nuevos escenarios de aprendizaje, en los que la movilidad de los estudiantes al promover la participación, se constituye en un elemento importante. De acuerdo con lo anterior y al considerar que los estudiantes son los actores principales de estos procesos, resulta pertinente aproximarse a su perspectiva, para preguntarse por la forma como están construyendo su experiencia, en el marco de estas nuevas condiciones.
En este sentido, es conveniente que la psicología dirija su mirada a estos procesos, ya que se está hablando de seres humanos que se relacionan, que están aprendiendo, que continúan formando su identidad, la visión del otro y del mundo en un nuevo escenario global.
Movilidad Estudiantil
La movilidad, como parte de los programas académicos, permite que los estudiantes continúen su proceso de formación en otra universidad, ya sea nacional o internacional, con el fin de realizar un período académico corto, para aprender un idioma, cursar una carrera completa, llevar a cabo actividades de docencia, investigación o su práctica profesional (Beneitone, Esquetini, González, Maletá, Siufi y Wagenaar, 2007).
Esta nueva alternativa se convierte en un elemento de gran importancia, abre la posibilidad de participar en otros contextos y entrar en contacto con culturas diferentes; es trascendente si se ahonda en las implicaciones de formarse de manera personal y profesional en interacción con otra cultura.
La movilidad como escenario de formación es posible, como lo menciona Dridiksson (2008), si se cuenta con programas flexibles que estén estructurados de forma que se aproveche al máximo el aprendizaje colectivo y de redes, que abran paso a la internacionalización de las universidades.
Como refiere Jaramillo (2003), dentro de las instituciones que se han encargado de apoyar y promover la movilidad de estudiantes se encuentra el Icetex, Colciencias, el Icfes, Colfuturo, las redes universitarias como la Red Colombiana de Cooperación Internacional para la Educación Superior (RCI), la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUAL) y la red internacional del programa Columbus.
El concepto de movilidad estudiantil no es posible entenderlo de forma aislada, es necesario que sea pensado en contexto, esto implica un acercamiento al escenario actual de la educación. |