Introducción
Hablar sobre suicidio en la adolescencia resulta complejo; en esta etapa de la vida se presentan cambios y nuevos conocimientos que generan diversas situaciones, las cuales llegan a producir ansiedad, depresión y, en algunos casos, pueden culminar en tentativa de suicidio. Debido a esto, se toma en cuenta el periodo evolutivo, ya que en los primeros años de vida se desarrollan los mecanismos cognitivos, atencionales y lingüísticos que conllevan al proceso de autorregulación. Así, se puede mostrar que los niños emplean estrategias para modificar las respuestas emocionales y disminuir el nivel de malestar que les genera una situación determinada (véase Barón 2000).
Si no se ha alcanzado el desarrollo de estos mecanismos en la adolescencia, es probable que las estrategias que el adolescente utilice para disminuir el estrés no sean lo suficientemente efectivas y pueda generar ideas suicidas (Lozano, Carnicero, Salinas, García y Galian, 2005). Por esta razón, la investigación se enfoca en diseñar un programa de prevención en ideación suicida, por medio de la autorregulación emocional; el objetivo es brindar una herramienta a niños y adolescentes en el manejo de las emociones y control de los impulsos en su entorno escolar y familiar.
La importancia de esta investigación radica en que, en los últimos años, las cifras de suicidio han incrementado. Factores neurobiológicos, sociales y personales son las causas de que un individuo llegue a atentar contra su propia vida. Según datos del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, ICMLCF (2013), la tasa general de suicidios en Colombia en los últimos cinco años se ha mantenido entre 4 y 4,1 %, mientras que aquella de menores entre cinco y dieciocho años pasó de 1,57% en el 2008 a 1,75% en el 2012 (Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, 2013).
De acuerdo con las anteriores cifras, se considera trabajar desde el campo de la psicología. Más específicamente, se abordará el suicidio a partir de las neurociencias afectivas, las cuales constituyen una disciplina que ofrece información relevante del comportamiento de los procesos neurales relacionados con el afecto y las emociones (Panksepp, 1998).
Por las anteriores razones, se plantea la alternativa de prevenir la ideación suicida en niños y adolescentes por medio de la autorregulación emocional. Esto implica que ellos deben desarrollar la habilidad para modificar su conducta de acuerdo con los aspectos cognitivos, sociales y emocionales que se presentan en una determinada situación. Es necesario tener en cuenta los factores externos que pueden darse en su vida cotidiana, como el acoso escolar, las relaciones interpersonales, el duelo, las separaciones y divorcios, el rechazo y los antecedentes de abuso sexual; igualmente, es importante considerar causas internas relacionadas con la genética y trastornos del estado de ánimo.
Este ejercicio investigativo se considera de gran aporte a la psicología, ya que se pretende disminuir un riesgo social que afecta notablemente a la población implicada y a sus familias. De esta forma, también se contribuye al grupo de investigación de la Universidad Piloto de Colombia.
La neurociencia afectiva se utilizó como la base de este estudio y se define como “el campo de investigación científica que estudia las bases neurales de los procesos afectivos y sociales de los seres humanos y animales, que abarca niveles conductuales, morales y neurales de análisis” (Panksepp, 1988, p. 3). Las neurociencias afectivas han aportado en gran medida a los procesos relacionados con el afecto y las emociones.
A partir de lo anterior, se quiere establecer la relación preexistente entre el suicidio y la autorregulación emocional, ya que estos dos conceptos se fundamentan en emociones y estados neurales comprometidos. Además, se logró identificar que no hay información suficiente sobre estos temas, por lo que implica realizar un aporte de información y resultados científicos a esta disciplina.
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