Introducción El contexto actual del siglo veintiuno se ha caracterizado por el desarrollo tecnológico que favorece la realización de las labores humanas, cada vez de forma más práctica y eficiente, al emplear medios como internet. La tecnología, que facilita el uso de este medio, encierra toda una serie de herramientas que se denominan TIC: Tecnologías de la Información y la Comunicación.
Estos avances tecnológicos propician la socialización a partir de la comunicación rápida, ya que posibilita la expresión, transferencia e intercambio de información eficiente y eficaz, en un ambiente virtual, como lo permiten las redes sociales virtuales (Torres, Jara y Valdiviezo, 2013). El desarrollo que han tenido las redes sociales virtuales ha permitido que estas se constituyan en espacios que posibilitan la reunión de personas para compartir voluntariamente sus conocimientos, experiencias e intereses (Martorell y Canet, 2013), por medio de aplicaciones en red que permiten la interacción entre usuarios.
En este fenómeno se evidencian diferentes problemáticas que paralelamente representan la transformación cultural. Un ejemplo de esto es el ciberbullying, el cual se caracteriza por involucrar actos discriminatorios donde se muestra hostilidad hacia personas diferentes, bien sea por aspectos físicos, raciales o natales (María Pagnutti, 2010).
La importancia de nombrar esta característica propia de las redes sociales es que representa una nueva problemática en las dinámicas de interacción apoyada por la virtualidad, hecho que podría influir en distintos aspectos ligados a la cultura de un contexto como puede ser el educativo. Este último ámbito está caracterizado por la presencia de personas que diariamente constituyen el quehacer de la escuela, desempeñando funciones propias de la educación; entre los mencionados actores escolares se encuentran tanto los estudiantes, como los profesores, administrativos etc., los cuales interactúan de forma constante generando dinámicas de convivencia. La convivencia escolar se comprende en este estudio como la interacción que se genera entre los actores partícipes de las actividades realizadas en el ámbito educativo y que tiene efectos en el desarrollo ético y biopsicosocial de estos (Tuvilla, 2004). Se debe tener en cuenta que las relaciones presentadas dentro y fuera de este contexto son realizadas por individuos que están inmersos en una sociedad en la que es factible que ocurran actos pacíficos o violentos que involucran aspectos físicos o psicológicos, los cuales inciden directamente en la convivencia (Tuvilla, 2004; Compostela, 2001), por lo tanto, esta puede caracterizarse por la presencia de aspectos positivos como la comunicación asertiva, entre otros, o de aspectos negativos, como burlas, y/o cualquier otro tipo de ofensa verbal, generando dinámicas propias de la convivencia violenta; apreciación que permite destacar que cuando se habla de convivencia escolar pacifica se hace referencia a la ausencia de violencia escolar.
Además de la anterior relación, esta investigación estudia otro componente característico de la interacción y que se podría asociar de forma precisa con el uso de plataformas tecnológicas y la convivencia escolar, se habla del concepto de cognición social. En la interacción se evidencian componentes como la cooperación, la reflexión y el diálogo, los cuales son producto de procesos mentales en los que se atiende, se interpreta, se analiza y se recuerda información, para de esta forma ejecutar comportamientos con base en un juicio establecido. Estos elementos corresponden a procesos cognitivos necesarios para la interacción social y se denominan procesos de cognición social (Rodríguez y Betancor,2007).
La cognición social se establece en procesos sociales y psicológicos que a través de la percepción y de evaluaciones sobre el contexto social permiten consolidar representaciones sobre las interacciones presentadas, posibilitando ajustar el comportamiento a circunstancias específicas. Se resalta el proceso inferencial como elemento propio de la cognición social, ya que este se refiere a las deducciones que hacen las personas sobre los demás y sobre los acontecimientos sociales, mediante la recopilación de información establecida en nuestro sistema cognitivo, a partir de los cuales se pueden generar diferentes juicios (Cóndor y Antaki, 2006).
Dentro de los procesos inferenciales se destaca la empatía como la capacidad de representar los pensamientos y motivos del otro y la capacidad de hacer inferencias de las emociones ajenas para obtener una comprensión de los pensamientos, estados emocionales y sentimientos de los demás. (Davis, 1996; Bar-On, 1997-2000 citado por Fernández, López y Márquez, 2008). Igualmente se destaca la teoría de la mente, entendida como la habilidad para acceder o reconocer el estado mental del otro, permitiendo interpretar y predecir sus conductas (Ustárroz, Tirapu, Pérez y Valero, 2007), puesto que contribuye a la identificación, muestreo y combinación de información para formar impresiones y realizar juicios sobre los demás (Hogg y Vaughan, 2010; León, 2013).
Teniendo en cuenta que los procesos de cognición social pueden variar de acuerdo a las características del contexto, este estudio considera pertinente recalcar la relación de estos procesos inferenciales con elementos sociales como lo son: el uso significativo de redes sociales virtuales y la convivencia escolar pacífica, entendida como la ausencia de violencia, ya que tanto en el primero como en el segundo las relaciones establecidas están configuradas a partir de procesos sociocognitivos. Es así que surge la pregunta ¿cómo se relaciona la convivencia escolar, los procesos de cognición social y el uso significativo de las redes sociales virtuales en estudiantes de 13 a 19 años que se encuentran entre los grados 9 y 11 en colegios clasificados en estratos socioeconómicos 3 y 4 en la ciudad de Bogotá?
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