Introducción
Este estudio tiene como fin indagar sobre las experiencias, discursos y prácticas en torno a las experiencias amorosas de las mujeres que ejercen el trabajo sexual; surge a partir de entender que el amor es un hecho de construcción social que se determina según la moral y costumbres del contexto.
El discurso y la práctica son conceptos ya abordados desde la perspectiva social, específicamente, en la psicología social crítica, dando cuenta de la complejidad de los seres humanos manifiesta en el lenguaje y la puesta en marcha en la práctica: el teórico social Marc Angenot (2004) considera que todo discurso social lleva la marca de modelos instituidos que expresan diferentes intereses sociales en un momento histórico; sobre las prácticas sociales —que se pueden definir como los esquemas recurrentes con los que determinadas comunidades hacen las cosas— Peggy Levitt (2001), profesora de sociología en Wellesley College en Massachusetts Estados Unidos, las denomina como las acciones moldeadas por estructuras normativas; Wittgenstein considera la acción discursiva como un elemento de la acción social y pone de manifiesto el carácter convencionalmente regulado de la interacción discursiva; Vigotsky, desde principios del siglo XX, funda una psicología centrada en los procesos de comunicación simbólica; Bajtín para quien cada época tiene un repertorio de formas de comunicación discursiva (géneros discursivos) y el acto discursivo es una síntesis dialéctica entre psique e ideología; George Mead se refiere a la acción significativa caracterizada por la reflexividad como la posibilidad de anticipar el curso de la acción en términos de significados; Habermas considera la "acción comunicativa" como aquellas interacciones mediadas lingüísticamente en que todos los participantes persiguen con sus actos de habla una coordinación concertada de los planes de acción individuales; Foucault, además de instalar fuertemente en el campo de las Ciencias Sociales el tema del poder y su relación con el conocimiento como partes indisolubles de una misma realidad, ha destacado las producciones discursivas “en tanto definen lo que puede y debe ser dicho y el poder del discurso para producir una subjetividad regulada acorde a una época”. (Marín, 2009: 2).
Estas herramientas para el análisis permiten el acercamiento a los significados del mundo hechos palabras, acciones e historias. De acuerdo a lo anterior y para el presente trabajo el discurso será entonces entendido como la categoría desde la cual se establecerán los códigos del lenguaje que harán referencia a la manera como entienden el mundo y los significados que se le da al mismo a través del lenguaje; específicamente a qué entienden por amor, códigos comunes, planes, exaltaciones y omisiones, posturas y énfasis en términos lingüísticos. La práctica, como categoría, se analizará sobre las acciones propias, es decir, las que desarrolla cada mujer en el seno de su comunidad y sus roles específicamente en el presente; por su parte la categoría experiencia, apelará a cómo han vivido el amor a lo largo de sus vidas, historias de sucesos (influencias del ambiente) que han dado vida a la resignificación del mundo para la construcción discursiva actual, alude entonces a eventos pasados.
El discurso tradicional del amor en occidente se basa en estereotipos sobre las relaciones humanas, los cuales , partiendo de supuestos morales y de “buenas” costumbres, implican la represión de la sexualidad femenina, al orientarla hacia una forma de monogamia que es el soporte de la institución matrimonial. A través de las tradiciones que alimentan dicha represión, se reproduce en clave generacional, cómo debe ser un hombre y cómo debe ser una mujer para vivir en pareja.
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