Introducción
A lo largo de este documento se hace una contexxtualización general sobre la forma en que es abordado el fenómeno de la violencia contra las mujeres por parte de las entidades gubernamentales, abarcando en un primer momento el origen y constitución de éste, del cual emerge el interés y propósito de políticas públicas orientadas a la erradicación del mismo, ahondando a su vez en la identificación de algunos de los principales obstáculos que se interponen en el desarrollo de las prácticas de los funcionarios encargados de atender este tipo de casos. Posteriormente se hace un reconocimiento a los mecanismos alternos adoptados por las víctimas en busca del restablecimiento de sus derechos y la importancia que adquieren estos para la puesta en marcha de nuevos mecanismos, para finalmente tomar en consideración algunos aspectos relevantes de la información recolectada que sugieren nuevas concepciones sobre la forma en que ha de ser entendida y abordada la problemática.
El abordaje del fenómeno de la violencia contra la mujer se remonta a la constitución de antiguos paradigmas sobre los cuales la pertenencia a un género particular remitía a elementos diferenciadores basados en universalidades de la especie humana, que evocaban aspectos y cualidades concretas de la individualidad, vinculados a la sexualidad y la proyección de estos en el destino personal, que conllevaba a un proceso de construcción social de representaciones que estigmatizaban radicalmente al hombre y la mujer. Actualmente, el significado de ser hombre o mujer ha adoptado distintos cambios; sin embargo, la desigualdad ha encontrado su camino por nuevas vías, las cuales se encuentran ligadas a una serie de imaginarios culturales del género, que bajo la forma de estereotipos guían el orden social y soportan el desarrollo de la violencia contra las mujeres (Ortega, 1996; San Martín, Molina, & García, 2003).
Es en busca de la igualdad de oportunidades, condiciones, derechos y obligaciones, sobre los cuales principalmente las mujeres han venido luchando por la reivindicación de sus derechos, por medio de la perspectiva o enfoque de género, que ha reclamando en un primer momento su lugar al visibilizar la condición de la mujer frente a la del hombre, permitiendo identificar aquellos elementos que se encuentran imposibilitando el libre desarrollo de las potencialidades y valores de la mujer dentro de la sociedad; el enfoque o perspectiva de género tiene como propósito mejorar las condiciones de vida de ambos géneros al resignificar y transformar la posición de la mujer en relación con la del hombre en diversos espacios, sin perder de vista las diferencias biológicas existentes entre ambos sexos, y respetando el valor social entre lo femenino y lo masculino (Silva Rosales, 2004).
La planeación con perspectiva de género implica un cambio en diversos ámbitos (como el productivo, reproductivo, político, cultural, educacional, comunitario, etc.) y en diferentes niveles (personal, familiar, comunal, local, regional, etc.) con el fin de erradicar todo rastro o manifestación de desigualdad de género, dentro de las cuales una de las más extremas es la violencia contra la mujer, la cual reclama su lugar de estudio y análisis dentro de la perspectiva de género, ya que como bien lo señalan Pérez Viejo & Montalvo Hernández (2011):
Analizar la violencia desde una perspectiva de género permite visualizar la existencia de relaciones jerárquicas y de desigualdad, entendiendo que no es lo biológico (el sexo) lo que condiciona, sino que tiene que ver con la forma en que nos construye la cultura (p. 41).
El comprender la violencia contra la mujer desde una perspectiva de género como lo resume Pérez Viejo & Montalvo Hernández (2011) permite comprender que:
a) La violencia de género contra las mujeres está condicionada por estructuras de poder existentes en la sociedad y en la familia.
b) El desequilibrio de “poder” es un factor predominante en la generación de violencia.
c) La predominancia de un sistema patriarcal y su estructura se caracterizan por la desigualdad y determinan la violación de derechos humanos, considerándose la más extrema de todas las violencias de género la violencia contra la mujer.
La perspectiva de género implica un análisis distinto de la violencia contra la mujer, en donde el interés no se centra en encontrar una patología en el hombre que ejerce la violencia, sino se trata de identificar los mecanismos sociales, personales y culturales en los que se soporta que se produzca y se mantenga. Ello implica que el interés no se centra en identificar las causas particulares ligadas al acto violento (dejando de lado la psicopatología del maltratador) y focalizándose así en responder frente al abuso y la transgresión de la dignidad de las víctimas (Pérez Viejo & Montalvo Hernández, 2011).
la violencia contra la mujer constituye una manifestación de relaciones de poder históricamente desiguales entre el hombre y la mujer, que han conducido a la dominación de la mujer y a la discriminación en su contra por parte del hombre e impedido el adelanto pleno de la mujer, y que la violencia contra la mujer es uno de los mecanismos sociales fundamentales por los que se fuerza a la mujer a una situación de subordinación respecto del hombre…[Además se entiende que esta constituye]…todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada (Naciones Unidas, 1994, p. 2).
De esta forma, y tomando como punto de referencia a Molina, García, & Sanmartín (2003), la violencia encuentra en su desarrollo tres caminos generales por los cuales canaliza sus medios y consecuencias:
a) Violencia física: entendida como las acciones realizadas voluntariamente que generen o puedan provocar daño o lesiones físicas a una mujer
b) Violencia psicológica: la cual hace referencia a aquellas acciones (generalmente de carácter verbal o económico) que conlleve o pueda conllevar daño psicológico a la mujer
c) Violencia sexual: entendida como aquel tipo de violencia que atenta contra la libertad sexual de la mujer, en donde se le fuerza a esta, a soportar actos de naturaleza sexual con o sin penetración.
Es desde esta perspectiva, que el fenómeno de la violencia contra la mujer entra a ser comprendida como una problemática que asienta sus bases en factores subjetivos que se agrupan en una extensa gama de elementos sociales, temporales, culturales y disciplinares, que plantean la necesidad de abarcar sus características y particularidades en determinados contextos, como es el caso de la violencia de género en Colombia, de donde parten ciertos elementos diferenciadores que impactaran de forma directa e indirecta en el contexto local de interés. |