Introducción
Este proyecto de investigación tiene como propósito comprender la relación entre la percepción de hostigamiento escolar o bullying, la presencia de síntomas de estrés postraumático y la percepción de maltrato físico y emocional infantil en el hogar, con los procesos neuropsicológicos de la memoria a corto plazo y la atención selectiva y procesos inhibitorios en niños, niñas y preadolescentes dentro de un rango de edad de ocho a trece años.
A partir de esto, se hace énfasis en el nivel de prevalencia de situaciones de maltrato, ya sea en forma de bullying o específicamente maltrato en el hogar. Chaux, Molano y Podlesky (2009, citados por Chaux, 2012, p.134) realizaron una investigación, que comprendía todos los departamentos de Colombia, en la cual se evidencia que el bullying fue vivenciado por el 29% de estudiantes de quinto grado y por un 15% de los de noveno grado. En un estudio que fue realizado en Bogotá por Cepeda, Pacheco, García y Piraquive (2008) con una muestra de 257 estudiantes de secundaria y edades entre diez y veinte años, se encontró que para más del 21,8% de los estudiantes la escuela se ha convertido en un espacio donde son maltratados: el 14,5% de ellos reportó ser víctima de 16 a 20 situaciones evaluadas y el 11,4% es víctima de 21 o 22 de las 22 situaciones evaluadas en la encuesta. De acuerdo con esta encuesta, el 7,7% de los estudiantes se encuentra en ausencia de situaciones de acoso, el 40,8% de ellos percibe las situaciones de acoso en ocasiones, el 36% las percibe en un nivel alto y el 15,5% en un nivel muy alto.
En los casos de Maltrato infantil, en América Latina y el Caribe se evidenciaron altos índices de violencia en niños y niñas que se manifiestan mediante “castigo físico como forma de disciplina, el abuso sexual, el abandono y la explotación económica” (Unicef y Cepal, 2009, p. 5). En Colombia, de acuerdo al Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (2013), respecto al maltrato, es común encontrar que quienes más maltratan tienden a ser familiares de primer grado. Los departamentos con mayores cifras de maltrato a menores son: Casanare, Cundinamarca, San Andrés y Providencia, Boyacá y Meta. Las tasas más altas de maltrato están en la población de hombres entre cinco y catorce años y en las mujeres entre diez y catorce años. “Entre 2012 y 2013 el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar registró 16.457 casos de niños maltratados” (Muñoz, 2014, p. 92).
Teniendo en cuenta las cifras reportadas anteriormente, cabe resaltar que la agresión excesiva en la primera infancia, tanto el maltrato en el hogar como en el bullying, especialmente a nivel físico, es un factor predictor de comportamientos violentos en la adolescencia y en la juventud; la agresión física a los seis años predice comportamientos de deserción escolar, actividad sexual precoz y consumo de alcohol y de droga (Henao, 2005; Melgarejo y Ramírez, 2010, Flannery, Wester, y Singer, 2004, citados por Chaux, 2012). También, estos tipos de maltrato se asocian adicionalmente con problemas de ansiedad y de mayor vulnerabilidad con respecto al estrés postraumático, desordenes de estado del ánimo y bajo control de los impulsos; adicionalmente, predispone al desarrollo de conductas antisociales en la adultez (Loeber y Dishion, 1983; Loeber y Stouthamer-Loeber, 1998, Mullen, Martin, Anderson, Romans y Herbison, 1996, De Bellis, 2005; De Bellis et al., 2002, Freyd et al., 2005, Crooks, Scott, Wolfe, Chiodo, y Killip, 2007, citados por Martínez, 2008, p. 172).
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